sábado, 22 de diciembre de 2007

Felices días para todos


No voy a caer en la trampa general de desear algo que todos nos merecemos de una manera u otra, independientemente de las fechas o las circunstancias... Ser feliz no debe ser un objetivo festivo ni objeto de celebración colectiva o individual, nacido por una imposición de las modas o los mercaderes, pues todos debemos luchar (de manera amable pero constante) contra el destino y contra las nuevas formas que adopta la esclavitud, la sutil y arrogante nueva esclavitud, esa que nos convierte a todos en un desierto andante, en unos seres aislados, resignados y al borde de una permanente y casi invisible desesperación...

No va a cambiar nuestra vida por mucho que nuestras copas brinden en todas las cenas y ágapes que celebremos. No van a cambiar nuestras vidas propias y ajenas; ni tan siquiera van a empeorar, pues llevamos ya demasiado tiempo varados, paralizados a pesar de disfrutar de los avances tecnológicos y potentes vehículos, pues no hay ningún Paraíso o Itaca que alcanzar, ninguna meta que cruzar, dado que nuestras vidas tienen como objeto final consumir y aceptar, sumisos y resignados, todo tipo de vejaciones oficiales e institucionales... gracias a la intoxicación crónica que nos ofrecen los medios de información, expertos en incomunicarnos y en generar todo tipo de ansiedades e impotencias.

Pero al menos, a pesar de que el tiempo avanza a la par que la degradación interior nos recorre, nos corroe lenta, pero ferozmente, inundándonos de todo tipo de indolencias, inercias y variopintas estupideces, debemos intentar, debemos recuperar la ilusión, los sueños juveniles de antaño, así como ciertas gotas de rebeldía inmaculada e incontrolable.

Urge negarse a ser igual que todos, esos todos, esos Don Algo que repiten, incesante y cansinamente las mismas frases y cometen los mismos errores una vez y otra... que no cesan de arrepentirse para así poder volver a pecar con la mayor tranquilidad y serenidad de espíritu, tal y como ordenan todos los credos religiosos existentes.

Dicen que el culto a Mitra (transformado por los mercaderes actuales y sus secuaces cristianos en la actual y nauseabunda Navidad) era un tiempo para compartir con la familia y los seres queridos, donde todos procedían a intercambiar regalos e iluminar los hogares y las calles con velas, candiles, antorchas... Las actuales religiones monoteistas son las responsables de las mayores atrocidades y atentados contra la dignidad, la vida y la convivencia...

Decir terrorismo es decir cristianismo, islamismo, judaísmo... La única religión necesaria es la que no tiene ningún Dios, ningún altar, ningún monasterio, catedral, monje, guru ni libro escrito. Al Hacedor, al Gran Arquitecto no le hace ningún falta que un ser demediado y vulgar como es el hombre en todas sus acciones y omisiones, le rinda culto y le escriba los discursos dominicales. Únicamente los seres que aman la esclavitud y que precisan llevar cadenas y argollas en la nariz, precisan rendir culto y/o hacer genuflexiones a otros seres o a imágenes o símbolos.

Dicen que Mitra, ese alter ego, ese hermano gemelo de un tal Jesús de Nazaret, representa el nacimiento de un nuevo ser, un ser que debe aprender de nuevo todo, absolutamente todo... Espero y deseo que ese renacer se produzca dentro de todos y cada uno de nosotros ahora o cuando nos apetezca o nos de la gana.

Si no aprendemos y aceptamos que las presentes fiestas se celebran en nuestro personal y exclusivo honor, es que realmente somos unos imbéciles, unos retrasados mentales, unos tontos de remate, y no tenemos otro objetivo en la vida que convertirnos en una piedra, en una vulgar roca, en un ladrillo de esos que colocan a mansalva en los pelotazos urbanísticos de nuestra España cañi y corrupta...

De nosotros depende, única y exclusivamente, ser algo más que unos adoquines en el camino o convertirnos, poco a poco, en un radiante árbol, dispuesto a recorrer todos los caminos insondables y secretos de la vida, de la vida presente y futura.

Abrazos y mimos para todos los que saben bien que mi amor y mi amistad es sincera, abierta y real.

Salud para todos vosotros.

Amor y amistad diaria para todas las personas que saben mirar, que se atreven a denunciar lo injusto, lo incorrecto, lo miserable, lo irresponsable, lo criminal, lo delictivo, lo innecesario, lo banal, lo degradante...