Dos de cada 10 catalanes viven por debajo del umbral de la pobreza
EUROPA PRESS
BARCELONA
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El 19% de la población catalana se encuentra por debajo del umbral de la pobreza, según la Estadística de distribución personal de la renta y de riesgo de pobreza 2006 del Institut d'Estadística de Catalunya (Idescat). Esta tasa supone un incremento respecto al año anterior, cuando se situó en el 17,2%.
Los ingresos medios anuales de los hogares catalanes fue de 26.641 euros, un 6,7% más que el año anterior, y el umbral de pobreza se situó en los 8.276 euros netos anuales, bajo el que está un 19% de la población catalana.
Para analizar la distribución de la renta y el riesgo de pobreza en los hogares se utilizan escalas de equivalencia, ya que las necesidades de un hogar varían según el número de personas que conviven y sus edades. Las escalas de equivalencia son una medida de ajuste que convierten el número de residentes en un hogar en unidades de consumo.
De esta forma, para un hogar unipersonal, el umbral de riesgo se establece en 8.276 euros netos anuales, mientras que para un hogar con dos adultos y dos menores de 14 años, pasa a ser de 17.380 euros.
Hogares con una sola persona
En los hogares donde la persona de referencia es una mujer los ingresos medios anuales son un 22,3% inferiores a cuando lo es un hombre. Los hogares con rentas más bajas son aquellas en que la persona de referencia tiene 65 años o más, con unos ingresos medios anuales de 17.880 euros, un 32,4% inferior a la media.
Los índices de desigualdad muestran como el 20% de los hogares con mayores ingresos acumulan 4,6 veces lo que ingresan el 20% de las más desfavorecidas, mientras que el año anterior era 4,7, hecho que demuestra que, a pesar de que la renta media aumenta, la desigualdad en la distribución de la renta se mantiene estable.
Más de la mitad de los hogares catalanes reciben al menos un tipo de prestación social. De éstas, el 67,3% son prestaciones por vejez y supervivencia, el 15% por paro y el 26,7% responden al resto de subsidios y prestaciones, como ayudas a la familia, vivienda o estudios.
La privación más frecuente entre los hogares catalanes es la de no poderse pagar una semana de vacaciones al año fuera de casa, con un 32,9%, seguida de un 27,6% que no tienen capacidad de reacción económica ante gastos imprevistos iguales o superiores a 500 euros.
Uno de cada cuatro hogares tiene dificultad para llegar a final de mes
El 26,2% de los hogares tienen la percepción subjetiva de llegar a fin de mes con dificultad, y el 43,9% declaran llegar con facilidad. Los hogares que llegan con más dificultades son las de nacionalidad extranjera (56,2%), divorciados o separados (46%), las que tienen educación primaria o inferior (32,6%) y las de 16 a 39 años (29,1%).
El sexo y la edad son variables fundamentales para analizar la incidencia de la pobreza. El 20,8% de las mujeres se sitúan bajo este umbral, mientras que en el caso de los hombres este porcentaje es del 17,2%. En mujeres de más de 65 años, el riesgo afecta a cerca de una de cada tres.
Según la composición del hogar, los colectivos más vulnerables o con elevadas tasas de riesgo en la pobreza son las personas que viven solas (33,3%), con una elevada incidencia en los hogares donde la persona tiene 65 años o más (51,7%), y los hogares monoparentales (41,6%).
Viudas y extranjeros son los más desfavorecidos
Otras variables que inciden en el riesgo de pobreza son el estado civil, el nivel de formación y la nacionalidad. Los grupos más desfavorecidos con elevadas tasas de riesgo de pobreza son las personas viudas (28,5%), los extranjeros (40,1%) y las personas con educación primaria o inferior (29,9%).
La composición de la población con riesgo de pobreza está formada por un 44,8% de hombres y un 55,2% de mujeres. Tres de cada cuatro personas (75,9%) que viven en hogares bajo el umbral de riesgo manifiestan tener dificultades para llegar a fin de mes, lo que muestra la correspondencia entre precariedad económica y la percepción que se tiene.
El papel de la administración pública en la reducción de la pobreza muestra que la tasa de riesgo de pobreza sin transferencia social sería del 36%, y pasa al 22% tras contabilizar las pensiones de vejez y al 18% cuando se contabilizan todas las transferencias sociales.
Los ingresos medios anuales de los hogares catalanes fue de 26.641 euros, un 6,7% más que el año anterior, y el umbral de pobreza se situó en los 8.276 euros netos anuales, bajo el que está un 19% de la población catalana.
Para analizar la distribución de la renta y el riesgo de pobreza en los hogares se utilizan escalas de equivalencia, ya que las necesidades de un hogar varían según el número de personas que conviven y sus edades. Las escalas de equivalencia son una medida de ajuste que convierten el número de residentes en un hogar en unidades de consumo.
De esta forma, para un hogar unipersonal, el umbral de riesgo se establece en 8.276 euros netos anuales, mientras que para un hogar con dos adultos y dos menores de 14 años, pasa a ser de 17.380 euros.
Hogares con una sola persona
En los hogares donde la persona de referencia es una mujer los ingresos medios anuales son un 22,3% inferiores a cuando lo es un hombre. Los hogares con rentas más bajas son aquellas en que la persona de referencia tiene 65 años o más, con unos ingresos medios anuales de 17.880 euros, un 32,4% inferior a la media.
Los índices de desigualdad muestran como el 20% de los hogares con mayores ingresos acumulan 4,6 veces lo que ingresan el 20% de las más desfavorecidas, mientras que el año anterior era 4,7, hecho que demuestra que, a pesar de que la renta media aumenta, la desigualdad en la distribución de la renta se mantiene estable.
Más de la mitad de los hogares catalanes reciben al menos un tipo de prestación social. De éstas, el 67,3% son prestaciones por vejez y supervivencia, el 15% por paro y el 26,7% responden al resto de subsidios y prestaciones, como ayudas a la familia, vivienda o estudios.
La privación más frecuente entre los hogares catalanes es la de no poderse pagar una semana de vacaciones al año fuera de casa, con un 32,9%, seguida de un 27,6% que no tienen capacidad de reacción económica ante gastos imprevistos iguales o superiores a 500 euros.
Uno de cada cuatro hogares tiene dificultad para llegar a final de mes
El 26,2% de los hogares tienen la percepción subjetiva de llegar a fin de mes con dificultad, y el 43,9% declaran llegar con facilidad. Los hogares que llegan con más dificultades son las de nacionalidad extranjera (56,2%), divorciados o separados (46%), las que tienen educación primaria o inferior (32,6%) y las de 16 a 39 años (29,1%).
El sexo y la edad son variables fundamentales para analizar la incidencia de la pobreza. El 20,8% de las mujeres se sitúan bajo este umbral, mientras que en el caso de los hombres este porcentaje es del 17,2%. En mujeres de más de 65 años, el riesgo afecta a cerca de una de cada tres.
Según la composición del hogar, los colectivos más vulnerables o con elevadas tasas de riesgo en la pobreza son las personas que viven solas (33,3%), con una elevada incidencia en los hogares donde la persona tiene 65 años o más (51,7%), y los hogares monoparentales (41,6%).
Viudas y extranjeros son los más desfavorecidos
Otras variables que inciden en el riesgo de pobreza son el estado civil, el nivel de formación y la nacionalidad. Los grupos más desfavorecidos con elevadas tasas de riesgo de pobreza son las personas viudas (28,5%), los extranjeros (40,1%) y las personas con educación primaria o inferior (29,9%).
La composición de la población con riesgo de pobreza está formada por un 44,8% de hombres y un 55,2% de mujeres. Tres de cada cuatro personas (75,9%) que viven en hogares bajo el umbral de riesgo manifiestan tener dificultades para llegar a fin de mes, lo que muestra la correspondencia entre precariedad económica y la percepción que se tiene.
El papel de la administración pública en la reducción de la pobreza muestra que la tasa de riesgo de pobreza sin transferencia social sería del 36%, y pasa al 22% tras contabilizar las pensiones de vejez y al 18% cuando se contabilizan todas las transferencias sociales.
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